El inmutable siempre eres tú. El que persiste siendo el
mismo, el que sigue su corriente. El resto… ¿el resto? El resto se empeña en
tirar por el suelo hasta las nubes y, así, cuesta todo el doble de lo que
debería.
El inmutable, el que sigue adelante, el que se rige por sus
decisiones y no por las de los demás. Al final, eres tú, no hay vuelta atrás en
tus principios o deseos. Todo sigue adelante, cual ola que rompe con fuerza en
cualquier costa o, incluso, en medio del mar.
Inmutable a lo que pase, a lo que llegue, a lo que surja de
la nada y quiera derribar su estado o romper su destino antes de tiempo. Ahí sigues,
porque supones que es lo que toca y supones que, aunque tu experiencia
demuestra lo contrario, toca seguir adelante y no arrepentirse. Aunque a veces
te arrepientes, te arrepientes y duele pero hay que seguir. Hay que ser como la
ola, hay que romper cuando toca y no cuando los demás decidan, la Ola…
Sobrevives, o eso supones, aunque sobrevivir sea más típico
de cobarde que de valiente luchador como te sueles repetir que eres, pero toca,
toca afrontar que no eres el valiente que quieres ser ni el único que decide, y
cuando otros deciden aquello que uno no quiere: duele. Y toca sobrevivir,
sobrevivir otra vez y saber que toca levantar cabeza otra vez, sí, otra vez.
Hay algo que no debes olvidar jamás, Ola, y es que las hay
capaces de derrumbar imperios, ciudades y países, otras, en cambio, no serían
capaces de mover ni una hoja. Cuidado con lo que decides ser porque deberás ser
consecuente contigo mismo y con todo aquello que sacudas, pero, sobre todo,
contigo mismo. Ya que tú serás tu princesa y príncipe azul y, al mismo tiempo,
tu propio cobrador del frac, juez y verdugo.
Y sigues en ello, en no darte por vencido, en luchar, gritar,
caer y correr, en volcar coches, caravanas y demás sin temor a represalias, y
es ahí, donde la vida suele ser siempre más dura de lo que parece aparentar,
donde hay que saber qué clase de Ola se quiere ser y estar bien convencido de ello.
No dudes, costará. Dolerá. Romperá. Pero has de saber que el
inmutable debes seguir siendo tu, pese a lo que el mundo aparente querer saber
sobre ti,
Ola.
SDLP