Y el aire
sabía a agua,
el ambiente sabía a agua,
el espacio entre nosotros también
y tú,
tú sabías a agua.
Miraras donde miraras todo era
agua:
las farolas, las luces, el
escenario y tú.
Olieras lo que olieras todo olía
a agua:
la hierba, el suelo, mi aliento y
tú.
Y ni estábamos en el mar,
ni en ninguna piscina;
estábamos en una plaza cualquiera
de una
ciudad distinta,
en unas fiestas ajenas.
Y no nos conocíamos,
pero ambos salimos dispuestos a disfrutar
la noche
y dormir en los coches,
y acabamos por disfrutarnos a
nosotros mismos,
después de un hola entre
chaparrones controlados,
cuatro risas,
y un suicidio sentimental
ante el debate entre besarte o
no besarte.
Estábamos solos,
rodeados de todo el mundo,
pero ellos iban a su rollo y
nosotros,
nosotros al nuestro.
Y sabíamos a agua.
SDLP
No hay comentarios:
Publicar un comentario