domingo, 29 de julio de 2018

Historia de Santes



Y el aire
sabía a agua,
el ambiente sabía a agua,
el espacio entre nosotros también y tú,
tú sabías a agua.

Miraras donde miraras todo era agua:
las farolas, las luces, el escenario y tú.

Olieras lo que olieras todo olía a agua:
la hierba, el suelo, mi aliento y tú.

Y ni estábamos en el mar,
ni en ninguna piscina;
estábamos en una plaza cualquiera
de una ciudad distinta,
en unas fiestas ajenas.

Y no nos conocíamos,
pero ambos salimos dispuestos a disfrutar la noche 
y dormir en los coches,
y acabamos por disfrutarnos a nosotros mismos,
después de un hola entre chaparrones controlados,
cuatro risas,
y un suicidio sentimental
ante el debate entre besarte o no besarte.

Estábamos solos,
rodeados de todo el mundo,
pero ellos iban a su rollo y nosotros,
nosotros al nuestro.

Y sabíamos a agua.




SDLP

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